Perdió 2-0 en Brasil ante el Corinthians, que se consagró como campeón de América invicto. Con un Riquelme apagado, el equipo de Falcioni pegó mucho y casi no generó chances de gol en todo el partido.
Se terminó el sueño de la séptima Copa Libertadores para Boca. En el Pacaembú de San Pablo, el Corinthians le ganó por 2-0 de manera indiscutida y le amargó la ilusión de conseguir el título que más esperaba. Los de Falcioni no le encontraron la vuelta al rival, estuvieron siempre perdidos en el partido y los brasileños lo aprovecharon para levantar por primera vez el máximo trofeo continental.En el comienzo, Boca intentó manejar la pelota con el hombre de la previa, Juan Román Riquelme, buscando aprovechar la velocidad de Pablo Mouche, activo en ese arranque. Pero rápidamente se apagó y dejó crecer el rival, que le robó el balón y el juego.
De la mano de Emerson, el Corinthians pasó a ser peligroso sin descuidar el orden y la disciplina que lo caracterizan y Boca comenzó a sufrirlo. La pelota cambió de dueño y el local creció. El conjunto brasileño empezó a buscar por la banda izquierda y se encontró con un rival que mutó para pelear a cara de perro, lejos de jugar.
Santiago Silva y Mouche, nerviosos, amonestados y desconectados de Román, se empezaron a ir del partido y a disputar una guerra. A Erviti se lo veía lejos del juego y a Somoza batallador, como acostumbra. Abajo, algunos problemas para controlar las subidas de Emerson, pero no mucho más.
La mala noticia para el equipo argentino en el primer tiempo llegó a los 30 minutos. Agustín Orion, quien un rato antes había chocado con Somoza, tuvo que pedir el cambio por un fuerte dolor en su rodilla izquierda. En su lugar, el DT mandó a la cancha a Sebastián Sosa, el héroe de los penales en la Copa Argentina.
Y en la primera, Sosa dudó y un centro bajo de Emerson cruzó toda el área para irse por el segundo palo, con una mala salida del arquero y una floja reacción de la defensa. Luego, el uruguayo se redimió y controló sin problemas un disparo desde afuera de Alex.
Pero la historia tomó un rumbo insostenible para Boca en el inicio del segundo tiempo. Corinthians salió con todo por el gol y avisó a los 20 segundos con una corrida de Emerson y un posterior remate que murió en las manos del arquero. Era apenas un anticipo de lo que iba a conseguir el indomable delantero.
Cuando se jugaban 8 minutos, un centro desde la derecha cayó en el área y tras un exquisito taco de Danilo, la pelota le quedó servida a Emerson. El delantero brasileño dio un paso adelante y tras quedar mano a mano con Sebastián Sosa definió con clase para marcar el gol de la Copa. Pura decepción para Boca y locura total en un Pacaembú desbordante de gente.
Con el golpe se empezó a apagar el sueño de Boca. Porque aunque apenas estaba un gol abajo, el dominio del Corinthians era claro y la pelota no llegaba a los pies de Riquelme. Y cuando Román no puede jugar, el equipo de Falcioni no tiene fútbol.
Pese a eso, Boca tuvo una chance para empatarlo. En un tiro libre, Román la colocó en el segundo palo y Caruzzo cabeceó a las manos del arquero Cassio. Pareció más peligrosa de lo que fue. Y también un aviso para el Corinthians: si no lo liquidaba, podía estar en problemas.
Y los brasileños terminaron con la historia. Emerson, con complicidad de Schiavi, llegó al segundo con un mano a mano impecable ante Sosa. El defensor quiso dar un pase atrás en la mitad de la cancha y la pelota quedó para el delantero que no perdonó: 2-0. Chau partido y adiós al sueño para Boca. Todo esto, con el peor rumor, que Román dejaría de jugar. Noche negra para el fútbol argentino.
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