quinta-feira, 28 de junho de 2012

JORNAL EL CLARÍN DIZ: Boca se va a Brasil con un sabor amargo

Por Juan Manuel Lagares

Aunque mereció más, igualó 1-1 la final de ida en la Bombonera. Roncaglia, que debió haber sido expulsado en el primer tiempo, había marcado para el local. Pero Romarinho igualó a cinco minutos del cierre y dejó al equipo de Falcioni sin margen de error para la revancha. Cuando parecía que Boca se iba a ir a Brasil con ventaja, apareció un pichón de crack para complicarle la existencia al equipo de Falcioni en la final de la Copa Libertadores.


Por la ida, en La Bombonera, el local empató 1-1 con el Corinthians, por un gol de Romarinho, a cuatro minutos del cierre. Facundo Roncaglia había marcado la apertura. Como era de esperarse, el partido en La Bombonera comenzó cerrado, duro y con más fricción que juego. Corinthians, que vino a hacer su partido, el de raspar, esperar al rival y aprovechar la velocidad de sus delanteros, controló a Boca en el primer tiempo y aunque se descuidó en el cierre, también se animó a cascotear el área de Agustín Orion.

 Al minuto, Rolando Schiavi metió un cabezazo y despertó a más de uno en una Bombonera repleta. Un centro de Juan Román Riquelme cayó en la cabeza del defensor, pero su remate tuvo exceso de fuerza y se fue por encima del travesaño. Hasta el minuto 7, salvo por esa chance que tuvo el Flaco, pareció que el partido no había comenzado. Recién el juego sacudió la modorra cuando Paulinho, uno de los mediocampistas del Corinthians, le ganó a un Schiavi que pasó de largo y sacó una bomba para que Orion se luciera desviando la pelota al corner.

 Boca estaba lento y sin sorpresa. Encima, el Corinthians presionaba y conseguía sacar al equipo de Falcioni del partido. Walter Erviti, algo tocado en una de sus piernas, aparecía fastidioso e hiperactivo, a un ritmo diferente al de sus compañeros. Y Román, bien rodeado. En el fondo, Emerson conseguía siempre ganar la espalda de Leandro Somoza y complicar a Facundo Roncaglia por la izquierda del ataque del Timao. Todas razones para decir que el Corinthians estaba consiguiendo lo que vino a buscar: el cero en su arco y el fastidio de todo Boca. Recién rodeando los 30 minutos, el local pudo fabricar dos jugadas "Made in Boca". P

rimero se pudo conectar Román con Clemente Rodríguez y el lateral sacó un centro que desvió un defensor. Enseguida, Riquelme habilitó a Pablo Mouche, quien fue hasta el fondo y sacó un centro perfecto para la tijera de Santiago Silva. La pelota volvió a pegar en un contrincante y el peligro desapareció. Cuando se terminaba el primer tiempo, el árbitro chileno Enrique Osses le hizo un guiño a Boca, aunque la Bombonera estalló de rabia contra él. Roncaglia, ya amonestado, cruzó muy feo a Emerson y aunque cobró la falta, el juez decidió no amonestar al lateral y sí a Riquelme, quien protestó por la infracción. La actitud de Boca en el comienzo del segundo tiempo fue otra. Con paciencia, encontró la manera de tener la pelota y jugar cerca del área rival. Y Román apareció.

Logró asociarse con Mouche, Clemente y Erviti y justamente con el ex Banfield pudo combinarse para generar una chance muy clara. Pase de Erviti y remate del Diez que se fue por arriba del travesaño.
Foto: EL CLARÍN

 Corinthians ya no presionaba como en la primera etapa y Boca tenía que aprovecharlo. Lo hizo, pero cuando menos lo esperaba, porque ya había pasado ese sofocón que generó el local en los primeros minutos en el momento en el que encontró la ventaja, gracias a una pelota parada. Mouche sacó un tiro de esquina a los 27, Matías Caruzzo ganó en el aire y Silva inventó una palomita perfecta, que primero pegó en la mano de Chicao y luego se besó con el palo.
Roncaglia, que estaba atento al rebote, la encontró con el arco libre y definió para desatar la locura en La Bombonera. Sí, el mismo que se tendría que haber ido al vestuario en el primer tiempo y que no se fue porque el árbitro le perdonó la vida en el partido. La ventaja no iba a tranquilizar a Boca. Pero tampoco iba a bajonear a Tité y a sus jugadores.
Por el contrario, el técnico visitante se la jugó con un cambio, puso en la cancha al joven Romarinho y llegó a un empate inesperado. A los 41, el proyecto de crack del Timao quedó mano a mano con Orion y no dudó en picarla para colocarla por encima del arquero con destino de red.

 En el cierre, los de Falcioni lo pudieron ganar. Lucas Viatri cabeceó un centro de Clemente, la pelota dio en el travesaño y en el rebote Darío Cvitanich no pudo empujarla. Así se fue el partido. Con la espina clavada de no poder ganar y la certeza de que la serie quedó muy abierta. En Brasil, Boca irá por su séptima Libertadores. No la va a tener fácil en el Pacaembú.


http://www.clarin.com/deportes/Boca-primera-final_0_726527541.html

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